El bello y aterrador retrato de las mujeres en la guerra con 'Beanpole (2019)'

La película rusaBeanpole (2019)’ del director Kantemir Balagov, es un retrato de las secuelas de la guerra a través de dos mujeres que encuentran en la amistad una forma de esperanza para recuperarse y ayudar a la reconstrucción de Leningrado en el año 1945. Pero, antes de continuar y adentrarnos en la maravilla estética y narrativa de esta cinta, me parece necesario contextualizar brevemente el momento de la época y el lugar. 

BEANPOLE


El asedio a Leningrado

 


Leningrado era el nombre que tenía antes la ciudad rusa de San Petersburgo. Sin embargo, en los eventos de carácter oficial que se relacionan a la memoria histórica de esta ciudad, se suele usar el nombre de Leningrado, ciudad heroica, ya que esta fue víctima, durante el periodo de la Segunda Guerra Mundial, del asedio nazi. Leningrado fue una ciudad que batalló y resistió para liberarse.

  

Los nazis tenían una obsesión con la ciudad de Leningrado, ya que esta se encontraba en un punto clave que les permitiría invadir completamente a la Unión Soviética. Debido a ello, Leningrado empezó a ser asediada por los invasores alemanes quienes bloquearon toda la ciudad, empezando por las fronteras. Su objetivo era claro: apropiarse de Leningrado sin importar la vida de los ciudadanos o el sufrimiento que pudiera causar este asedio.


La ciudad, con esta invasión nazi, estaba cada vez más destruida. Por ejemplo, los negocios que proveían la comida a la ciudad estaban en ruinas, lo cual provoco una crisis de alimentos. Además, entre otras crisis, debido a que nadie podía escapar de la ciudad, el dinero perdió todo su valor y la forma de pago era con alimentos. 

Este asedio fue matando a los ciudadanos de Leningrado lentamente, incluso a los extranjeros que se habían quedado atrapados en la ciudad. Por otra parte, en medio de esta angustiante crisis y a falta de comida, los animales, incluyendo las mascotas fueron matados para ser usados como alimento, pero una vez todos estos animales se acabaron, se desató una ola de canibalismo.

La verdad es que, parecen cuentos de terror estos sucesos en Leningrado, pero fue por lo que tuvieron que pasar los ciudadanos en ese momento. La gente moría de inanición y eso ya era normal. Este horror se presentó durante los años 1941 hasta 1944. 


El congelamiento de Iya


Los horrores de la invasión nazi, eran muy recientes para este año, pero los habitantes de esta ciudad en ruinas buscaban la forma de reconstruirse a sí mismos y a su ciudad. En este mismo año se desarrollaBeanpole (2019)’ o en su traducción al castellano Una Gran Mujer.’


La cinta inicia con un plano estéticamente bello y narrativamente aterrador, pero esta ya es una marca clave de toda la película. En estos primeros segundos vemos a una joven enfermera Iya (Viktoria Miroshnichenko) hipnotizada, mientras su cuello deja ver un extraño movimiento, un tic. Añadiendo a esto, el sonido de la escena es espectacular y encierra al espectador en ese momento tan intimo y traumático del congelamiento de Iya. 


A medida que avanza la película vamos conociendo mejor a este personaje y en dónde se encuentra. Iya trabaja en un hospital y todos los enfermos son hombres que dejó la guerra con diferentes enfermedades, tanto físicas como mentales. Sin embargo, la enfermera Iya no es la excepción. Su congelamiento, una conmoción cerebral es prueba de ello.


Dylda

Aparte de ser enfermera, ella también es de las ciudadanas que está en busca de reconstruir la ciudad. En la cinta, vemos poco a poco su forma de ser, inocente y sumisa pero dispuesta siempre ayudar y a hacer un sacrificio por los demás.  


Aunque mi intención no es contarte cada escena de la película ni el final, hay secuencias cinematográficas muy precisas, que demuestran a través del color y la actuación de los personajes, el interior de una ciudad que se ha levantado de entre los muertos. Y, precisamente, esta es una constante de la película, mientras unos mueren otros nacen.


Iya, cuida de Pashka un pequeño niño que le dice mamá, pero en un momento de juego, el congelamiento del cual padece esta mujer influye en el curso de la vida del pequeño. Esta escena es una representación de la muerte de inocentes, que no solo fue uno durante este periodo de guerra, sino de muchos que murieron por las consecuencias de la guerra. 


Por otro lado, la actriz que encara el papel de esta enfermera, Viktoria Miroshnichenko es espectacular. Al mismo tiempo, su amiga Masha, protagonizada por la actriz Vasilisa Perelygina, deslumbra en su actuación. 


Son estas dos amigas las que hacen avanzar el film. Dos mujeres tan opuestas en carácter, pero que comparten las mismas desgracias de un pasado que sigue presente en sus cuerpos, a un nivel físico y mental. 


Las mujeres de Leningrado


Leningrado 1945
Iya en el film representa la psiquis de las mujeres. Su congelamiento, como mencione antes es prueba del trauma que la guerra ha causado en ella y lo demuestra desde el cerebro. Mientras Masha representa el sufrimiento de la guerra a un nivel más físico; por un lado, ya no puede tener más hijos y por otro, cuando se siente mal (agotamiento), de su nariz cae sangre. 


Masha es otro personaje importante de esta cinta, representa otra parte de las mujeres y, es que sobre ellas dos recae la perspectiva femenina de las mujeres en la guerra, porque ellas también hicieron parte de la historia y en esta cinta recae sobre ellas dos.


Frases sin terminar


Una de las cuestiones más interesantes de la película es que la mayoría de los personajes no terminan sus diálogos. Empiezan sus líneas y las terminan a través del silencio que está acompañado por las miradas fijas de complicidad con el otro y, al mismo tiempo, involucra al espectador a que termine ese diálogo, que en muchos casos es incómodo. 


Los movimientos de Iya y Masha son suaves e impredecibles. Aunque las dos quieran cosas diferentes, su amistad continua y prevalece a lo que psicológicamente puedan cargar en sus mentes. Por otro lado, la forma de hablarse es a través de miradas y en otros momentos, los susurros también hacen parte de esa confianza e intimidad de esta relación. 

La ambigüedad del amarillo


De manera general, Beanpole (2019) tiene una tonalidad calidad, un tinte amarillo durante todo el film. Los colores que predominan, aparte de este es el rojo y el verde. En este sentido, me parece importante mencionar la simbología del color, ya que además de ser los colores de la época retratan a sus personajes. 


Para empezar el amarillo, es un color ambiguo, al mismo tiempo que representa optimismo, es sinónimo de locura y enfermedad. Y, en esta ambigüedad se mantienen sus personajes, inmersos en traumas del pasado intentando continuar con sus vidas. 

BEANPOLE 2019

Los otros dos colores que predominan en el film son el verde y el rojo, los cuales se encuentran presentes en los dos personajes principales, Iya y Masha. Para Iya predomina la mayor parte del tiempo el verde, el color de la esperanza. Pero, en el caso del verde en otros espacios y en otros personajes, está marcado por la guerra, la corrupción y lo peligroso, como en los uniformes del ejército. 


En Masha predomina el rojo, intensificando sus emociones que son más arriesgadas y atrevidas que las de su amiga. Pero también, porque al saber más de ella, veremos que ha derramado sangre una y otra vez. 


En este caso de los colores, hay una escena simple, pero llena de simbolismo y, es cuando una de las costureras de la casa donde viven estas jóvenes, le pide a Masha que se mida un vestido verde, a lo cual ella accede. Es la primera vez que Masha tiene un vestido color verde tan llamativo en su atuendo. En esta misma escena, la joven le pide a la costurera el permiso para girar con el vestido, la costurera accede y Masha empieza a girar emocionada hasta que poco a poco, esa emoción se vuelve en irritación. 

El papel de las mujeres en la guerra

La anterior escena es un claro ejemplo del uso del color, debido a que Masha está vacía por dentro, no puede tener hijos y el verde, a nivel personal (del personaje) es volver a la esperanza de tener un hijo. En cuanto a toda la película, favorece el ritmo de la narración en cuanto a la reconstrucción de Leningrado. 


En general, es una cinta que vale la pena mirar y observar, por su delicadeza estética para retratar los desastres que puede dejar la guerra en los seres humanos, tanto en mujeres como en hombres.




 


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