“Un príncipe llega a una isla gobernada por fascistas e inspira una rebelión entre las mujeres. Adaptación alucinógena de una obra teatral clásica.”
Se podría decir que su obra estuvo influenciada por la mezcla de Oriente y Occidente, aunque se opuso tanto a tradiciones de las dos culturas como por ejemplo, el sistema de castas en la India y a recibir el título de caballero por parte de un rey, ya que en 1919 en la ciudad de Amritsar las tropas británicas mataron a 400 manifestantes en la India.
Tiene varias obras en diferentes formatos y entre ellas se encuentra la obra de teatro The Land Of Cards, mismo nombre que lleva la adaptación a película del director Qaushiq Mukherjee (Q).
Aunque no se ha iniciado a hablar sobre el film, The Land of Cards (2012), este inicio es necesario, pues lo que se avecina no es fácil de digerir y no tiene que serlo, pero si buscan respuestas este no será el film para resolverlas, por el contrario las preguntas surgen y es inevitable que la mente sienta una jaqueca. Una bien merecida para sacudir al espectador de su cómoda monotonía.
A partir de esto, la película es una mezcla fascinante en todo aspecto. Por un momento, el espectador es alejado del personaje inicial para dar paso a la historia de un príncipe que junto con su madre son desterrados y condenados a vivir en una prisión. En esta jaula lo tienen todo, no se pueden quejar de nada, pero eso no lo es todo para el joven príncipe quien busca la forma de volar para buscar la libertad, sentimiento que se manifiesta en deseo, el cual no puede encontrar ni en los límites de esta prisión de oro.
El joven que se ve al inicio, divaga entre los recuerdos de su mente, que es esta historia del príncipe, mientras espera en la estación del tren. Este personaje aparecerá intermitente en el film junto al as de corazones, pues él es el narrador que cuenta su propia historia al mismo tiempo que se deja sumergir en ella.
¡Grita fuerte! Protesta
La estructura arquitectónica de la prisión es relevante, ya que aun teniendo todo, el lugar no refleja esto. Sin embargo, esas ruinas revelan el estado de ánimo del personaje, una mente vacía con sed de explorar, de cantar fuera de la jaula. A forma de burla, los elementos que están allí también refuerzan la idea de lo absurdo que puede ser tener todo y a la vez no tener nada. Y no solo eso, es una realidad que nunca cambia, que siempre permanece igual. Sin embargo, alejándose del film, pero pensando en estas cuestiones que propone, la vida es siempre igual, lo que cambia son las formas que contiene, una de esas son los seres humanos.
En general, los personajes solo actúan por la función social que cumplen dentro del film, en comparación del príncipe y su amigo que son quienes emprenden un viaje. Una especie de muerte metafórica guiada por el oráculo.
Cuando inicia el viaje del príncipe y su amigo, deben despertar y salir de la matriz en la que están sumergidos. En esta parte, todo cambia y encuentran al régimen fascista. Un deleite ver estas escenas, ya que el movimiento de la cámara, la coordinación de los personajes y la actuación crean un espectáculo cinematográfico delicioso.
Visualmente, los desfiles y la forma en la que decide Qaushiq distribuir la pantalla para multiplicar desde varios ángulos estas escenas, es maravilloso. Adicionalmente, la puesta en escena casi teatral, refleja este nuevo mundo al que han llegado, el vestuario y la caracterización de los personajes es bastante interesante y poética. Entre otras cuestiones, la actuación en esta parte, como el cine expresionista, es exagerada para reforzar la idea de este régimen y ser una sátira del mismo.
En este momento y con la interrupción de estos dos extranjeros, una revolución estará a punto de surgir, una revolución de la mano de las mujeres. Y, es que precisamente de esto habla el film de la libertad política y sexual, donde hay que dejar a un lado el discurso de la estigmatización sobre las expresiones humanas.
Este es un film que cautiva y al mismo tiempo incómoda, pero es sobre todo un caleidoscopio de fantasía, pues al mirarlo hay una mezcla de imágenes en blanco y negro, imágenes con colores fuertes, superposición de imágenes y la mezcla de personajes. Asimismo, también el espectador verá carteles que aparecen de imprevisto en la pantalla y en algunos casos será guiado por las canciones que acompañan el film, se puede decir que, es por momentos una especie de musical.
De fondo, lo que siempre mantiene el film y se cuestiona todo el tiempo es luchar por la libertad y este film lo hace experimentando con todos los recursos que el cine le brinda para llevar la obra de Tagore a la pantalla. Este es un gran viaje de ilusión que pocos estarán dispuestos a ver y que en su misma experimentación de realización también es libertad.
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