En ‘Downsinzing’ (2017) o en castellano, ‘Pequeña Gran Vida’, del director estadounidense Alexander Payne, la reducción de masa corporal en los seres vivos, es una realidad científica que está cambiando el mundo. Un grupo de personas decide reducirse con el fin de ayudar a la causa: Menos contaminación global, más recursos y una solución eficaz al problema de sobrepoblación.

No cabe duda que es una cinta de ciencia ficción, distópica y con un humor sarcástico que mezcla diversos subtemas, por esto, la crítica está dividida. Mientras unos elogian el trabajo de Payne con esta película, otros lo desacreditan totalmente.

La historia comienza con dichas investigaciones científicas, que buscan una medida eficiente al problema de la sobrepoblación, que es una causa del cambio climático. Luego de ser un éxito, la película se centra en Paul Safranek (Matt Demon) , un hombre de clase media en los estados unidos que vive con su esposa (Kristen Wiig). A través de ellos dos, el mundo de la reducción se empieza a manifestar en sus conocidos y amigos. Una oportunidad para no perderse y menos cuando la pareja está buscando un nuevo hogar.

De primera, todo se muestra como el gran suceso, una idea bien vendida para la comunidad, pero, a medida que el film avanza, el espectador descubre un problema tras otro, una propuesta que siempre conlleva un gran riesgo. Una fachada la aparente reducción, pues pone en discusión un tema central, el individualismo.

Al reducir al 0.03% la masa corporal de los humanos, los desechos que producen también se reducen en gran escala, es decir, que se puede reducir el impacto ambiental del hombre en el planeta.

La presión económica se reduce drásticamente, ya que, el dinero se multiplica, por ejemplo, 100 mil dólares se convierten en 12 millones de dólares. Aparte, no hay que pagar impuestos y se puede vivir en casas super lujosas, tener las joyas más costosas y, a lo que llamamos tiempo, rinde un poco más. Es decir, más actividades realizadas por día.

Así como la idea está bien vendida, su implantación en el colectivo está presente, Paul es uno de esos personajes. Al sostener una conversación con uno de sus amigos que ya está reducido, Paul agrega a los beneficios que su amigo le está contando, la famosa “contribución a la causa”, a lo que su amigo responde: - ¿Te refieres a esa tontería de salvar el planeta? Al reducirte te salvas a ti mismo.

Está es una de las primeras revelaciones y avisos para el personaje principal, Paul. Sin embargo, no es suficiente, más adelante van a una agencia de ventas donde él y su esposa son convencidos de la reducción.

El beneficio para los reducidos de no pagar impuestos es un gasto para los demás ciudadanos que no aceptan o no son aptos para la reducción. Otro aspecto importante es que no pueden votar, de momento parece una superficialidad, pues con la actualidad política global y la compra de votos, votar ya no parece tan importante. Pero no solo es votar, es una cuestión política.

Aunque muchos prefieren apartarse de estos temas, es imposible. A lo largo de la historia, la política ha sido un factor importante por el cual se han realizado buenas causas, el surgimiento de movimientos y líderes que han beneficiado a la sociedad, así como otros, desfavorables y nefastos que han causado gran dolor y grandes pérdidas.

La vida política es social, nos incluye a todos y gracias a ella, podemos elegir desde nuestro nombre hasta nuestros líderes (dejando a un lado las tergiversaciones) por lo cual, la reducción física también es una reducción de derechos, de elecciones y de dejar a la deriva, lo que pueda suceder en este nuevo pequeño mundo. Pues allí parecen existir reglas, no de líderes ni políticas, es más bien un pequeño mundo dominado por el dinero y el castigo, muy similar al de los gigantes.

Un simbolismo, en la preparación para la reducción, es el corte del pelo que materializa un pasado que debe dejarse para poder seguir, pero, ¿Por qué es una constante del ser humano, huir de él? La espectacular actriz italiana Anna Magnani decía a sus maquilladores: “Por favor, no retoque mis arrugas, no quites ni una, he tardado toda una vida en conseguirlas”

Una vez hecha la reducción, Paul Safranek ante lo sucedido, no le queda más que adaptarse. Su vida no parece tan diferente a la que tenía. Pero esta vez, se encuentra con una disidente vietnamita (Hong Chau) que fue reducida por castigo. Desde aquí, la película toma otro rumbo, el mundo de los gigantes no importa porque Payne sumerge al espectador en este nuevo pequeño mundo, el cual no es muy diferente. Las clases sociales son muy marcadas, hay ricos y pobres, hay fiestas, la gente tiene trabajos molestos, pero también está la primera comunidad de reducidos en Noruega que viven porque tienen un propósito, preservar la especie humana sin importar a que escala.

En este pequeño mundo, los temas que se tocan pueden dejar al espectador un poco desconcertado. Pudiendo tener una profundidad, se muestran de forma superficial y el personaje principal, parece perderse entre tantos sucesos. La decisión de Paul y al parecer, su motivación interna, es ayudar o contribuir a la sociedad, bajo unos ideales implantados por su sociedad que se oponen a los de la disidente vietnamita, quien al parecer también tiene una motivación, contribuir a la sociedad, pero de otra manera, pensando en las acciones presentes y no del futuro.

En general, la cinta de Payne tiene una calidad bien lograda para el requerimiento de la idea inicial. El desarrollo de cada escena es creíble, dentro de este distópico universo. El humor sarcástico también está presente y cuenta con un gran elenco. Sin embargo, parece extraño que los gigantes escuchen a los pequeños sin ningún esfuerzo.

No obstante, hacía el final y el final mismo, parece forzosamente encajonado entre la idea inicial y los problemas de fondo que Payne venía exponiendo.

 Si no la han visto, se encuentra disponible en Netflix.

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