Swiss Army Man o su traducción al castellano, Un cadáver para sobrevivir (2016) de Dan Kwan y Daniel Scheinert, donde Daniel Radcliffe deja de ser Harry Potter y se convierte en Manny, un cadáver que emite unos sonidos extraños. Las flatulencias de su cuerpo y otras habilidades del cadáver detendrán el suicidio de Hank (Paul Dano), un chico que huyo del hogar.

La palabra cadáver puede ser asociada con terror, pues en los inicios del cine los cadáveres y sus derivaciones, como zombis o muertos vivientes, se construyeron para generar una emoción de miedo o terror. Aún hay películas y series que mantienen la emoción intacta, sin embargo, existen otras formas posibles de recrear zombis.

Por ejemplo, ver a Iggy Pop como Zombi, es posible en el mundo cinematográfico de Jim Jarmusch. Aunque Manny, no es el primer cadáver en ser chistoso, personifica de manera polémica interrogantes de la vida diaria, los cuales la misma sociedad se ha encargado de hacerlos ver humillantes y obscenos, bajo unos parámetros de ética y estética que sólo cumplen cánones construidos por la misma industria. Aparte de lo polémico que puede ser su lenguaje, sus acciones también lo son, un ejemplo son las flatulencias de las que padece.

Manny, por donde se quiera ver o analizar, podría ser un niño pequeño que pregunta todo, la curiosidad hace parte de su esencia, si es que un muerto puede tener alguna esencia. Hank, el vivo, también guarda en su interior una esencia, la cual es estimulante para la curiosidad de Manny.

Por otro lado, Hank, quien al parecer huyo de todo lo que conocía en busca de algo más, en busca del sentido de la vida o la felicidad, aún no se ha convertido en un caníbal. Pues su reacción ante un cadáver no es comer material sino espiritualmente. Construye una amistad con un muerto, un verdadero sentido de la vida.

También y como obra del destino, Manny viene a ser la voz interior de Hank, una voz reprimida que ha llevado a que tenga miedo de sí mismo, de lo que es, de lo que piensa y de lo que siente. Una voz que puede ser la sombra, una máscara que suele ser encasillada y vista negativamente. Es esta voz muerta en su interior, la que debe revivir para encontrar una armonía y ser más amable con el mismo. Lo cual, descubre a través de la amabilidad que tiene con Manny. En su búsqueda de recrear escenas en medio del bosque, se vale de todo lo que hay a su alrededor y a través de sus palabras, crea un sueño para el cadáver.

Casi como una oda al cine, es la invención de esas escenas, parecidas a la técnica de un Zoótropo, Hank hace que las imágenes de una revista se muevan mediante una palanca. Lo que al principio inicio como una estrategia para recordar el pasado, se convierte en otra forma de ver la vida y no volver al pasado.

Aparte de todas las conclusiones a las que se pueda llegar, el cadáver también funciona cómo máquina. 

El uso material del cuerpo, algo extravagante como se representa en la cinta, pero muy válido, para ayudar a sobrevivir a Hank demuestra que las máquinas también quieren sentir. Es curioso que el cadáver aún tenga su ropa y no es cualquier ropa, un vestido elegante, camisa y corbata. Probablemente, en su anterior vida, era una máquina de trabajo. 

Lo más seguro, es que Manny no quiere recordar para nada su pasado y realmente quiere seguir siendo un cadáver chistoso y así, evitar más suicidios o por lo menos hacerlos más llevaderos.